Por si no tuviéramos bastante con las subidas sucesivas de
la luz, el agua, el IVA, el IBI, la tasa de recogida de basuras, etc. ahora nos
suben también el servicio de inhumación y exhumación. Cinco años dicen desde
nuestro querido ayuntamiento que no suben las tarifas funerarias y ahora, que
los tiempos ni mejoran ni tienen viso de mejorar, subida al canto por
considerarlo un servicio deficitario. Desde que el gobierno de España comenzó
la moda de que los servicios deben ser rentables, todo han sido subidas y más
subidas. Ya ni el morir respetan. Cuando alegan a lo deficitario del servicio
hablan de cosas obvias, por eso es un servicio. Si diera beneficios no sería un
servicio sino una empresa con ánimo de lucro que es hacia donde, parece, nos
quieren orientar nuestros respetados dirigentes. Ya casi todo cuesta dinero y,
lo que aun no se paga, según parece, terminará siendo de pago. Centrándonos en
el objeto de esta modesta columna, justifican la subida aludiendo a lo barato
del morir con respecto a otras ciudades de características similares a
Talavera. Para hacernos pagar más siempre valen las comparaciones, pasa lo
mismo que con Europa. Para bajar precios nadie compara. No los bajan. Morirse,
si sumamos traslados, velatorios, tratamientos pre-inhumación, ropas, ataúd,
ceremonias religiosas (si las hubiese), inhumación propiamente dicha o
cremación, sale por un pico y si a esto le añadimos el alquiler de la tumba o
el nicho, cuesta más morirse que estar vivo. Ahora que el precio de la vivienda
baja, que los alquileres empiezan a ser rentables frente a la compra de
inmuebles, resulta que el sitio donde deben reposar nuestros restos también se
alquila y, además, que se pone a unos precios que, en mi opinión, hacen
plantearte lo de compartir “piso” más que nada porque hay que tener en cuenta
que va a ser para mucho tiempo. “Yo no alquilo nicho. A mí que me quemen – dijo mi padre. – No
fastidies padre – le contesté yo– ¿No has visto el precio del gas?”. Pues eso,
que suma y sigue. El pobre ni morirse va a poder.
Maestro, logopeda, autor de @m_goleadora, columnistas de @lavozdetalavera, redactor en @globedia y emprendedor franquiciado de @lugardelvinocom
30 de octubre de 2012
23 de octubre de 2012
Escuela pública
Cada vez son más lo que alzan la voz en pos de la escuela
pública. Esta semana pasada padres y alumnos de secundaria han salido a la
calle para defenderla y dar muestra de que es uno de los bienes más preciados
de la clase trabajadora. Me da pena cuando llaman irresponsables a aquellos
padres y madres que, en su libertad de elegir secundar derechos
constitucionales como los de huelga y manifestación, salen a la calle a luchar
por el porvenir de sus hijos. Lo que ocurre es que para aquellos que no podemos
legar a nuestros hijos nada material, una educación, además de la sanidad, de
calidad y gratuita, es una herencia de la que sentirse orgulloso. La educación
otorga herramientas para el desarrollo integral de la persona. Nos hace ser
seres humanos independientes, con personalidad e ideas propias, capaces de
decidir por nosotros mismos, de pensar, de valorar o criticar lo que tenemos
alrededor, sobre todo a nuestros dirigentes. Ahora parece que eso no interesa.
La reforma educativa que está lista para llegar a las aulas así lo demuestra. Da
más importancia a lo que eres capaz de memorizar, a cuanto contenido eres capaz
de almacenar sin importar si lo comprendes o no o si lo olvidas después del
examen. Ahora si presentas alguna dificultad de aprendizaje serás apartado del
resto y si te pones nervioso en alguna reválida, lo pagarás caro. Ahora,
además, la excelencia será premiada. Esto, en lugar de ser algo bueno, dará pie
a excluir a aquellos que presenten dificultades en momentos puntuales, lastrará
sus expedientes y les excluirá, por ejemplo, de la posibilidad de obtener becas
de estudio. Las materias que buscan la creatividad tienen los días contados, no
se sabe muy bien si es porque lo consideran ocio o poco serias o por miedo a la
propia creatividad, fuente de pensamiento independiente. En definitiva, parece
que nos dirigimos de nuevo al modelo de la LGE de 1970 en la que muchos hemos
estudiado y donde no importaba lo que pensabas, sino lo que memorizabas. No sé
si se habrán leído el plan Bolonia que, sin ser nada del otro mundo, fomenta
todo lo contrario.
16 de octubre de 2012
€uro Vegas
No pude más que reírme según leí hace un tiempo que desde
Talavera se empezaba a ver a Euro Vegas como la gran salvación. Teniendo en
cuenta que es un proyecto que no está ni siquiera plasmado en papel, pensar en
él como un remedio a corto o medio plazo me parece realmente descabellado. La
risa no es más que la consecuencia de otro despropósito más que sumar a los ya
habituales leídos y escuchados de boca de nuestros dirigentes desde hace ya
varios años, y debo decir, que desgraciadamente, cada vez más habituales. Los
cantos de sirena que entre unos y otros lanzan a la sociedad Talaverana, son
solo eso, cantos de sirena. Y es que desde que nos vendieron la llegada de
Senoble como la panacea de las dolencias económicas de Talavera todo ha sido humo
y escombros. Senoble no ha llegado ni tiene viso de llegar, pero de momento ya
nos ha costado la destrucción de un emblema talaverano como el Mercado Nacional
de Ganado. Tampoco parece que se vaya a reindustrializar una zona que jamás ha
estado industrializada como el polígono de Torrehierro. Para colmo, la
disparatada idea de un avaricioso yanqui de crear a escasos cien kilómetros de
Talavera un macro centro del consumismo y del despilfarro reflejo de aquel que
nos ha llevado a esta crisis, ya es el colmo de la desfachatez. Nuestra
Talavera se merece algo mejor. De todos es conocida nuestra gran Hostelería
envidia de poblaciones tanto lejanas como de nuestra propia comunidad, una muy
bien valorada zona comercial, llana como pocas que invita a pasear y entrar en
sus tiendas, la simpatía de nuestras gentes que invita y acoge al visitante, la
ribera del Tajo aun por explotar, una vega fértil como pocas… En definitiva un
lugar con un potencial impresionante al que nadie ha sido capaz de sacar
provecho. Espero que no nos rindamos ante los dineros fáciles de dudosa
procedencia que seguro acarreará unas condiciones parejas a las de los
prestamistas de la Nueva York de Al Capone, que nos hundan más de lo que
estamos.
9 de octubre de 2012
¿Y por qué no rugby?
En esta semana pasada de insufrible clásico, de piques
innecesarios, de egos monstruosos, de forofismos
casi violentos y de polémicas infinitas, veo en el fútbol un magnífico deporte
desacertadamente planteado. Educativamente hablando, es difícil encontrar un fair play que debería ser obligatorio en
todos los deportes. Simulaciones, protestas, insultos al rival… son cosas
demasiado habituales en este deporte. Esto llevó incluso, en los pasados JJOO
de Londres, a varios deportistas, a pedir la exclusión del balompié de la
familia olímpica. Los deseos de padres y abuelos de tener en casa un Cristiano o un Messi que les asegure la jubilación provoca, sin quererlo, un
ambiente totalmente nocivo para el desarrollo correcto de los valores
deportivos. La competición y la competitividad son buenas pero, como todo, en
exceso son claramente perjudiciales, y al fútbol, de esto, le sobra. El rugby,
por su parte, es totalmente diferente. Para empezar las individualidades no
existen. No importa lo bueno que seas, sino cómo trabajas para el equipo. Esto
hace que, para empezar, el sentimiento de compañerismo sea una de las cosas más
importantes. El respeto, hacia el rival, el árbitro y los aficionados también
difiere del fútbol. Lo ocurrido en el campo se queda en el campo. No hay
enfados, no hay riñas, solo agradecimiento mutuo y sana rivalidad que termina
con el pitido del colegiado al que se llama respetuosamente de usted. Al
terminar, todos juntos comparten mesa para estrechar lazos en un ambiente de
fiesta. En teoría no debería haber grandes diferencias puesto que uno deriva
del otro pero la realidad en bien distinta: mientras uno es un juego rudo y
tosco que rebosa buenas actitudes, el otro parece un baile lleno de miradas
desconfiadas. Los jugadores de rugby, entre los que me incluyo, siempre
utilizamos la misma frase: el fútbol es un deporte de caballeros practicado por
villanos mientras que el rugby lo es de villanos pero es practicado por
caballeros.
2 de octubre de 2012
Otro partido del siglo
Recuerdo con nostalgia aquellos días en los que el país se
paralizaba para ver un Madrid-Barça o viceversa. Esos tiempos en los que apenas
había un partido en abierto a la semana, los bares se llenaban y la emoción
corría a raudales por los rincones. Los niños jugábamos en el recreo este
partido cada día de la semana anterior al encuentro. Madridistas y culés
luchábamos por emular a nuestros ídolos. La gente salía antes de trabajar,
terminaba antes las visitas a los parientes o simplemente intentaban terminar
sus tareas lo antes posibles para poder ver saltar a los jugadores al campo.
“Evento de Interés Nacional” decían los gobiernos de turno agradecidos porque
esa semana sus errores pasaban desapercibidos ante tan grandioso acontecimiento.
Si además había polémica, conseguían otra semana más de regalo para actuar a su
antojo. Era el partido del siglo. Temporada tras temporada el partido se vendía
como el mejor de la historia, incluso en los tiempos en los que Depor, Valencia
e incluso el Atleti luchaban por la liga, mientras los dos grandes se
conformaban con ganar ese partido. Recuerdo también el revuelo formado cuando,
por primera vez en la historia, el tan esperado partido fue emitido por canal+,
con lo que esto conllevaba en aquel momento. El revuelo fue notorio y los
mandatarios se apresuraron a cuestionar la legalidad del hecho apelando a su
tan apreciada retahíla del “interés nacional”. Pero esa excusa ya no era
posible: el fútbol se había vendido a don Dinero. A partir de entonces este
partido no ha vuelto a ser el mismo. Los grandes se han aprovechado de su
posición y están copando desde hace años los ingresos frente a unos equipos
luchadores que se tienen que conformar, o más bien pelear por las migajas que
van dejando. Ya no importan las aficiones, ni los telespectadores españoles.
Importa el mundo global y cómo se pueden enriquecer los oligarcas deportivos,
alojados en sus sillones de la RFEF y la LFP. Han hecho del partido que
esperábamos durante una temporada entera un negocio que cada vez tiene menos
interés para la nación.
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