5 de febrero de 2013

Sobre, sobre sobre



Nunca antes una palabra que, según la RAE, puede actuar como nombre masculino, preposición o elemento compositivo había  levantado tanto revuelo. Y es que algo está cambiando, por suerte, en la conciencia de los españoles. Lo que antes nos hubiera parecido normal, e incluso habríamos envidiado o deseado para nosotros, ha llevado la indignación que entre unos y otros están elevando día tras día a cotas insospechadas.

Hace un par de años estaba más que asumido que aparte de lo cobrado legalmente en nómina, todos debían o debíamos tener una asignación extra, a todas luces ilegal y de nombre dinero negro, que normalmente venía en el ahora denostado sobre. Entonces a nadie escandalizaba el hecho de recibir un sobresueldo que se obtenía sin pasar el filtro de los impuestos que pagan nuestras escuelas y hospitales, que ahora recortan sin piedad. Los bancos, incluso creían a todo aquel que diera fe de aquella ilícita asignación ingresándola en su cuenta, y la incluían sin ningún problema como parte del sueldo en los análisis de riesgo de las hipotecas. En ningún sitio saltaban las alarmas. Ni la Hacienda pública movía un dedo. Todo el mundo tenía su sobre. Ahora desgraciadamente la situación ha cambiado: para quienes los cobraban han desaparecido y la visión de la sociedad al respecto ha pasado de tolerancia a indignación.

Los importantes acontecimientos acaecidos con el nombre masculino de la dichosa palabra, me recuerdan a las otras acepciones. En un principo me sobresalté al conocer la noticia y me sobrecogí al conocer las cifras que manejaban. Después me hicieron preguntarme ¿sobre qué baremaban las cifran que cobraban?, ¿sobre cuánto cobraban realmente?, ¿cómo cobraban unos sobre otros?, ¿sobre qué depositaban las cantidades?, ¿sobre qué hablarían en el momento del pago?, ¿tendría alguno sobre monedero? y en el despacho del señor B ¿siempre habría sobre sobre sobre?

No hay comentarios:

Publicar un comentario