Este fin de semana en Talavera tendremos la suerte de
celebrar nuestras Ferias y Fiestas en honor de San Mateo. Pocos saben que estas
fiestas tienen su origen en el rey Sancho IV que otorgó a Talavera el
privilegio real de la organización de dos ferias agrícolas al año, lo que por
aquel entonces era un grandísimo privilegio del que pocas localidades podían
presumir, es lo que hoy ha derivado en nuestras dos ferias: San Isidro en
mayo y San Mateo el Apóstol en septiembre. A día
de hoy, la relación de Talavera con el mundo agropecuario ha muerto con la
destrucción de la imponente nave de nuestro ya antiguo Mercado Nacional de
Ganados.
Nuestras ferias son la envidia de poblaciones vecinas que
ven como la organización, con las dos plazas y sus ambientes diferenciados y la
calle de los partidos a los que se les van sumando asociaciones, ofrece un
sinfín de alternativas. La última incorporación – la caseta del lago – ofrece
un ambiente de macrodiscoteca que es la guinda a un recinto más que completo.
El talón de Aquiles de las ferias, sin embargo, siempre ha
sido la música. El ruido atroz que se sufre nada más se pone un pie en el
ferial hace que los tímpanos retumben incluso después de haber vuelto a casa.
En esta ocasión el señor concejal del ramo, se ha ofrecido a regularlo sin
decir claramente cómo va a hacerlo. Desde aquí le deseo suerte.
100.000 € de presupuesto, según el ayuntamiento, harán de
estas ferias las más austeras de la historia. Esperemos que por tanto recortar
nadie tenga que decir lo siento por
hacer de estas ferias la excepción
que languidezca nuestra fama y que
con pitingos y melocos tengamos que sentirnos culpables
por pasarlo bien en tiempos tan duros.
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