Hace casi veinte años desde que el 6 de marzo de 1983,
Motorola pusiera a la venta el que por muchos es considerado el primer teléfono
móvil de la historia. Pesaba unos 800 gramos y su batería superaba a duras
penas las ocho horas. Costaba la friolera de 4.000 dólares.
En la década siguiente, aparecían los primeros navegadores
web. CERN y Mosaic fueron las primeras herramientas de acceso a internet, pero
no fue hasta 1995 cuando Nestcape Navigator permitía al gran público descubrir
el nuevo universo que se presentaba, e Internet Explorer, un año después,
terminó por explotar la nueva herramienta.
Hoy día, no solo el acceso a internet está generalizado,
sino que lo está siendo además desde esos dispositivos que hace menos de tres
décadas a duras penas podían realizar llamadas: son los llamados Smartphones. En
España, desde el año 2006, hay ya más terminales móviles que habitantes y
durante este año 2012, el crecimiento de usuarios de estos terminales con
acceso a internet está siendo exponencial. Según afirman desde la web www.itespresso.com, el 35% de los
terminales móviles son ya smartphones con acceso a internet y de las nuevas
adquisiciones, ocupan el 60%, por lo que su número sigue en aumento. Son miles
las utilidades en forma de aplicaciones de estos teléfonos. Podemos leer cualquier periódico, consultar el tiempo,
editar imágenes, descargar libros, escuchar música, hacer compras y por supuesto,
acceder a internet, entre otras muchas cosas. Además, existen multitud de
aplicaciones de mensajería y llamadas vía internet que, si son bien
administradas, pueden hacer caer ostensiblemente la factura mensual. Esto es
sin duda lo más atractivo de los Smartphones. Aplicaciones como Skype, Viber o
la archiconocida WhatsApp permite conectarse con otros usuarios a través de
internet, lo que deja a cero el contador de minutos de las llamadas y sms. Por
otra parte, un buen plan de datos suele llevar incluido una tarifa plana de voz
lo que a la larga también contribuye a reducir la factura.
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