22 de mayo de 2012

Aquel, qué vino


Para muchas personas, el vino, además de un arte, es una pasión. 
El vino es un elemento fundamental en cualquier tipo de comida. Elegir el vino adecuado para un almuerzo o una cena, es garantía de éxito. Es importante conocer el tipo de platos a servirse durante la comida para elegir los maridajes más adecuados.
De todos es conocido que los blancos maridan a la perfección con pescados y mariscos, pero lo que pocos conocen es que también lo hacen con carnes blancas y embutidos. Los vinos rosados, los ampliamente defenestrados de las listas de popularidad vinícola, además de ser bastante más difíciles de crear que un blanco o un tinto, maridan a la perfección con multitud de platos, siendo un gran “comodín”. Los podemos tomar tanto para aperitivos, carpaccios, ensaladas frescas, arroces o incluso sopas frías como el gazpacho. Por su parte, los tintos, aquellos a los que recurrimos en la mayoría de las ocasiones, presentan multitud de características diferentes dependiendo del tipo de uva, la D.O. y el tiempo de crianza, lo que implica maridajes diferentes. Mientras que los tintos ligeros irían bien con carnes de aves o en salsa, los grandes tintos con más cuerpo entrarían en conexión con las carnes rojas poco hechas que potencian su sabor. Tampoco se pueden descartar los vinos tintos más jóvenes y afrutados para combinar con el pescado, sobre todo si se sirven en salsa o en fritura.
Cualquier persona con vida social debería procurar saber un mínimo sobre el vino. En alguna ocasión, sobre todo cuando uno hace de anfitrión, puede tener la responsabilidad de elegir los vinos para una comida, un regalo o para cumplir algún compromiso social.  El vino y la comida deben equipararse para que uno no eclipse al otro y puedan potenciar su sabor de modo que creen un excelente tándem.
“Viva el buen vino, que es el gran camarada para el camino” (Pío Baroja)

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